Antonio Guerra Buyones
"Compae Chipuco"
Los trasnochos del doctor Molina.
El comerciante de ron Ñeque.
Chencha, quiere a Sebastián,
vuélvelo a queré
El comerciante de ron Ñeque.
Chencha, quiere a Sebastián,
vuélvelo a queré
Me llaman compae Chipuco
Y vivo a orillas del río Cesar (bis)
Soy vallenato de verdad
Tengo las patas bien pintá
Con mi sombrero bien alón
Y pa ´remate me gusta el ron (bis).
Hace aproximadamente unos treinta y un años, cuando nos desempeñábamos como jefe de redacción de un periódico de Valledupar, conocimos en esa hermosa e inolvidable ciudad de los santos Reyes, a Soledad Guerra, una señora gorda ella, morena, de facciones robustas y con una carga de pelaos a su lado.
Nuestro interés en visitar su casa, tengo un vago recuerdo que quedaba en el centro de la ciudad, fue la de conocer de su propia boca las remembranzas que ella conservaba de su padre, el famoso “Compae Chipuco”, personaje de Valledupar, engrandecido por el fonsequero Chema Gómez Daza, quien desplegó su nombre a través de una composición que le hizo y que ha trascendido fronteras.
Con un rimero de fotos, unas maltratadas por el paso de los años, otras con punticos negros que no eran otra cosa que excremento de cucarachas, nos indicaba con pelos y señales quiénes eran los que aparecían en las vistas fotográficas. En una de ellas aparecía Antonio Guerra Buyones, su padre, un viejo desgarbado, con un sombrero alón que según ella, nunca se quitaba y con su acordeón terciado.
Antonio Guerra Buyones, cuyo apodo obedeció a que su madre, “la prima”, como era conocida en el Valle, a la edad de tres meses cuando se lo sentaba en sus piernas, brincándolo le decía: “mi chipuquito, que lindo mi chipuquito”, fue un aplicado en el acordeón. No tuvo el calor de sus papás porque de niño tuvo la desgracia de perder a su madre, Ana Gertrudis Guerra, natural de Valledupar, y su progenitor, Juan de Dios Buyones, natural de San Juan del Cesar, pareció no corresponder con la obligación de padre.
Una de sus hermanas mayores, María del Rosario, se hizo cargo de él quien más tarde lo “colocó” en casa de la familia Castro Monsalvo, “para que se hiciera un hombre”, más exactamente donde los abuelos del exgobernador, exalcalde, excongresista y dirigente político, Pepe Castro, donde allí fue un consentido de la familia.
Don José María Castro Baute(Pepe Castro) y doña Rosa Monsalvo Maestre de Castro, de la prosapia vallenata, acogieron con cariño al muchacho que se hizo a la confianza de la familia Castro Monsalvo hasta convertirse en el “pechichón” de la casa.
Lo sorprendente del niño fue que de la noche a la mañana mostró agilidad para desempeñarse en la ejecución del acordeón y don Pepe Castro para complacerlo le compró uno “tornillo e’ máquina para no seguirle escuchando la cantaleta diaria, “que papá, cómpreme un acordeón” “papá, cómpreme un acordeón”.
Los dolores de cabeza del doctor Molina y el profesor Corbacho
Las prácticas constantes del muchacho con su instrumento musical hasta altas horas de la noche, fueron un dolor de cabeza para los vecinos de la casa, lo que ocasionó muchos trasnochos al doctor Hernando Molina y a un profesor de apellido Corbacho, que por más que le pusieran las quejas a don Pepe Castro de nada valían porque Antonio era en ese hogar el consentido a quien le aceptaban todos sus caprichos.
Gracias a su padre adoptivo, don Pepe Castro, Chipuco se hizo hombre hecho y derecho, y en esa edad de ilusiones se andaba el Valle de la ceca a la meca con su acordeón terciado ejecutando las canciones de su inspiración. Lo sorprendió el alboroto de ennoviarse formando hogar con Carmen Arzuaga con quien procreó ocho hijos: dos varones y seis mujeres y por la “calle” tuvo dos más según versiones de su hija Soledad Guerra, que nos relatara hace 31 años.
Cabe destacar los llamados de atención que sus padres adoptivos le hacían al joven de 21 años de edad de no participar en la guerra de Los Mil Días, pero de nada le valieron las súplicas de don Pepe y doña Rosalía, porque un día cualquiera se presentó a filas a pelear y en una de esas batallas sangrientas recibió un tiro en una nalga. No obstante, siguió echando plomo y en los ratos de descanso en los montes se dedicaba a cantar sus inspiraciones para mitigar las penas, los sufrimientos y los dolores de sus compañeros que peleaban sin saber las causas de una guerra donde se mataban unos a otros siendo hasta familiares.
Julia la Panameña
Terminada la guerra civil de los Mil Días, “Compae Chipuco”, ya le habían agregado el “compae”, volvió a sus andanzas de juglar en parrandas y colitas o con compadres de sacramento. No estuvo exento de los requiebros amorosos que como estela vaporosa a almizcle dejaba por los aires, “Julia la panameña”, una prostituta natural de Panamá que llegó a Valledupar luego de recorrer medio mundo contrabandeando placeres de ocasión.
La traga de Chipuco no tuvo igual, que hasta en el tinto la veía y no hubo momento en que no suspirara por quien lo había trastornado y de la noche a la mañana se le apareció en la ventana de su cuarto cantándole:
Julia levántate
Que la pulga te está picando
Julia yo te estoy mirando
Julia yo te estoy mirando
Por este portillo, Julia
To’ los hombres están de a dos
Guerra no más tiene una
“Mi papá fue un trotamundos – nos refirió Soledad- se ausentaba del hogar por días, semanas y meses y cuando regresaba era con los bolsillos repletos de mergollina (dinero), eso sí con la salud deteriorada: ronco y bastante delgado”. También fue comerciante de ron Ñeque el cual vendía a otros pueblos y en una de esas andanzas conoció a Francisco “el hombre” Moscote.
Chema Gómez vs Chipuco
José María Gómez Daza, fue un odontólogo de profesión, compositor y ejecutante del acordeón o concertina y otros instrumentos como el violín y el piano. Residente en Santa Marta donde formó su hogar, se trasladaba a su tierra natal Fonseca, cuando al llegar a Valledupar se mostró deseoso de conocer a Chipuco. Se hizo acompañar de su amigo y pariente, José Manuel “Ney” Daza, se trasladaron al rancho cerca del rio Guatapuri a eso de las once y treinta de la mañana. Les tocó esperar porque a quien solicitaban estaba en su parcela, haciendo su entrada al rancho a eso de las doce del mediodía.
Chipuco se apeó de su caballo, se quitó su sombrero alón y luego de las presentaciones, Chema Gómez le ofreció un trago de ron Padilla a lo que Chipuco le dijo: doctor, no me estará mal con este sofoco que traigo.
Chema le contestó: métaselo que le caerá bien y así era que lo quería conocé. Charlaron de todo, hasta de “Las palomas”, el lugar donde nació Chipuco, cerca al Río Guatapuri. En la despedida, Chipuco le cantó a sus visitantes, “La chencha”, canción que él le hiciera a un amigo que estaba pasando un mal momento amoroso: Tú eres muy blanca/ de ojos azules/ pero no tienes/ mergollina como yo/ Chencha, quiere a Sebastián/ Chencha, vuélvela a queré.
Años después, él mismo cantaba la composición que le hiciera Chema Gómez Daza: “Me llaman compae Chipuco/ y vivo a orillas del rio Cesar/ soy vallenato de verdá/ tengo la pata bien pinta/ con mi sombrero bien alón/ y pa’ remate me gusta el ron”. Además, canciones de su autoría que dio a conocer en la esquina del antiguo café La Bolsa cuando compartía con sus compadres y amigos como Rafael Cotes Molina, el padrino de Carmen, su mujer, quien le complacía a sus amigos con sancocho de gallina en las parrandas en su rancho.
El trece de noviembre de 1962, el acordeón de Chipuco enmudeció para siempre al dejar de existir a causa de una infección prostática en el sitio conocido Quinto patio, en la avenida Pastrana de Valledupar. Por tan lamentable deceso, el Concejo municipal promulgó la proposición número 20 en que expresaba el sentimiento de pesar por tan lamentable deceso. El acta fue firmada por el entonces secretario, José Domingo Uhía Maestre.
Autor:José Fdo. Vergara Sno
Publicado en Guajira Gráfica.
César Emilio Sánchez Vásquez
Miembro de Número de la Academia de Historia del Cesar.
Editor del Blog:Personajes de la Ciudad de los Reyes, Valle de Upar y Región Caribe de Colombia.
Esta biografía hace parte de los Personajes de la Ciudad de los Reyes, Valle de Upar y Región Caribe de Colombia, publicación de la Academia de Historia del Cesar, recuperando la memoria histórica.
Nota: Al terminar la lectura de cada biografía, encontrarás el signo de google g +1.
César Emilio Sánchez Vásquez
Miembro de Número de la Academia de Historia del Cesar.
Editor del Blog:Personajes de la Ciudad de los Reyes, Valle de Upar y Región Caribe de Colombia.
Esta biografía hace parte de los Personajes de la Ciudad de los Reyes, Valle de Upar y Región Caribe de Colombia, publicación de la Academia de Historia del Cesar, recuperando la memoria histórica.
Nota: Al terminar la lectura de cada biografía, encontrarás el signo de google g +1.
Corrigo el nombre de la esposa de Jose Maria Castro Baute (Pepe Castro). Era Rosa Monsalvo Maestre, no Rosalia. gracias
ResponderEliminarMuchas gracias, inmediatamente corregimos el Yerro.
EliminarCompae Chipuco el personaje mas sobresaliente del folclor vallenato. Jose Lucas hijo de Jose Maria Gomez recide en la ciudad de Santa Marta.
ResponderEliminarExcelente historia de valledupar y del folclor vallenato
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