Monseñor Vicente Roig y Villalba
(1904-1977)
Capuchino, misionero y obispo de Valledupar (Colombia). Nació en Guadassuar, pueblo de la Ribera valenciana, el 29 de agosto de 1904, en el seno de una familia cristiana, en la que hubo otro sacerdote, don Julio. Cursó estudios humanísticos en Massamagrell y, sintiendo deseos de ser capuchino, inició la vida religiosa el 21 de julio de 1920 en el noviciado de L'Ollería. Un año después, el 22 de julio, hizo su primera profesión religiosa. Cursó los estudios eclesiásticos en Orihuela, donde recibió la ordenación sacerdotal el 17 de diciembre de 1927. De 1928 a 1933 fue profesor del colegio de San Buenaventura de Totana y colaborador de las revistas Florecillas de San Francisco, el Propagador de las Tres Avemarías y el Mensajero de María, Reina de los Corazones.
El 21 de junio de 1933 embarcó rumbo a Colombia para ejercer su ministerio en las misiones de La Guajira, llegando por Barranquilla el día 11 de Julio de 1933. Allí fue secretario del vicario apostólico, padre Bienvenido Joaquín Alcalde Bueso. Al fallecer éste el 20 de febrero de 1943, fue nombrado por el papa Pío XII, el 15 de diciembre inmediato, obispo titular de Arad y vicario apostólico de La Guajira. El nuncio apostólico, Carlos Serena, le confirió la ordenación episcopal el 11 de marzo de 1944 en la catedral de Bogotá.
Monseñor Vicente Roig dio un notable impulso al vicariato, que el 4 de diciembre de 1952 fue dividido en dos: Valledupar y Riohacha. Este último fue confiado a la provincia capuchina de los Abruzzos (Italia). Como vicario apostólico de Valledupar, el obispo Roig lo fue consolidando como Iglesia, erigiéndose en diócesis de régimen ordinario el 25 de abril de 1969; monseñor Roig fue su primer obispo residencial.
Los arduos trabajos que tuvo que afrontar fueron deteriorando su salud. El 5 de abril de 1977 fallecía en la paz del Señor en la misma ciudad de Valledupar, a los 73 años de edad. Sus restos fueron velados en la Iglesia parroquial de la concepción, con presencia de las autoridades civiles, eclesiásticas y militares. Luego se hizo una misa campal en la plaza Alfonso López, allí tomó la palabra Doña Mercedes Romero de Quintero, quién lo despidió con un emotivo discurso. Seguidamente el cortejo fúnebre salió por la esquina de la casa del balcón de los Maestre, tomando la calle grande y subió por la carrera del Cesar rumbo a la Catedral del Rosario, acompañado del pueblo y de las comunidades religiosas entre ellas: La Hermandad de Jesús de Nazareno de Valledupar, La comunidad de la Virgen del Rosario y la del Corazón de Jesús entre otras. Sus restos descansan en el crucero de la iglesia catedral que él mismo mandó construir.
Monseñor Vicente Roig con su actividad misionera cooperó generosamente a la divulgación del Evangelio en tierras de Colombia, llevando a plena madurez el amplio territorio de La Guajira. [Cf. A. Llin, Modelos de vida cristiana, 317-318].
Recibió numerosas condecoraciones a lo largo de su vida, entre otros, del gobierno del general Francisco Franco en 1946, "La encomienda Isabel La Católica" y la Gran Cruz de Boyacá que le confirió el gobierno de Carlos Lleras Restrepo en 1969.
Recibimiento del señor vicario apostólico de la Guajira, Sierra Nevada y Motilones, Vicente Roig y Villalba, 1945.
El señor vicario apostólico de la Guajira, Sierra Nevada y Motilones, Vicente Roig y Villalba, 1945.
El vicario Vicente Roig y Villalba rodeado de los primeros seminaristas de la Guajira.
Monseñor Vicente Roig y el P. Diego Pérez con los hermanos no clérigos celebrando la fiesta de San Félix en Valledupar, 18 de mayo de 1965
Monseñor Vicente Roig y el P. Diego Pérez con los hermanos no clérigos celebrando la fiesta de San Félix en Valledupar, 18 de mayo de 1965
Breve historia de los capuchinos en Colombia.
Al llegar la Independencia en 1810, los Capuchinos fueron expulsados y deportados a sus lugares de origen, en el año de 1818.
Después de varios años de ausencia de los Misioneros Capuchinos y de otras Comunidades religiosas, el Gobierno colombiano firma en Roma un convenio, garantizando el libre establecimiento de las Ordenes Religiosas en su territorio. Esto les permite a los Capuchinos regresar a Colombia, unos por el norte (la Guajira) y otros por el sur (Túquerres) en 1888.
En esta nueva época los capuchinos hacen presencia en Caquetá, Putumayo y Amazonas, en el sur; y la Guajira, Magdalena y el Cesar, en el norte. En 1927 llegan a las Islas caribeñas de San Andrés y Providencia. Abren presencias en Bogotá, Pasto, Cali, Medellín, Riohacha, Barranquilla y Valledupar.
Historia del Vicariato de la Guajira, Vicariato de Valledupar y Diocesis de Valledupar.
Misión de la Guajira y de la Sierra Nevada de Santa Marta,Vicariato de la Guajira
El 21 de noviembre de 1898 se encomienda a la Provincia de Valencia dicha misión, haciendo honor a su pasado misionero interrumpido por la guerra emancipadora. Para esta fecha el gobierno colombiano, por convenio firmado en Roma el 31 de diciembre de 1887, había garantizado el libre establecimiento de las órdenes religiosas en su territorio.
Por decreto del 19 de marzo de 1890, el P. Ministro General, erige la misión en Custodia, con el título de la Inmaculada Concepción. En este mismo año, en el mes de octubre llegan tres capuchinos de Valencia.
En 1894 se presentan dos misioneros al Obispo de Barranquilla en demanda de una fundación. Se funda el "Colegio de Misioneros del Río Magdalena".
Por un convenio firmado el 25 de diciembre de 1902, entre la Santa Sede y el gobierno colombiano, la misión es elevada a Vicariato Apostólico de la Guajira. El decreto está firmado el 17 de enero de 1905. Y por otro de 31 de julio Fray Atanasio Vicente Soler y Royo es nombrado Vicario Apostólico.
La nueva circunscripción se separa del territorio de la diócesis de Santa marta y comprende las provincias de Padilla (es decir el sur de la Guajira) y Valledupar. La determinación es recibida como una degradación por los habitantes de Valledupar y con tal motivo escriben una carta al general Rafael Reyes el cual la remite al obispo de Santa Marta. El obispo escribe a los vallenatos que la Santa sede no ha querido degradarlos sino suministrar al nuevo vicariato una región pujante como es el Valle del Cesar y que no debe perderse de vista que el territorio de la antigua diócesis era muy extenso y muy escaso el clero y mala la atención espiritual mientras que la creación del vicariato facilitaría probablemente la llegada de nuevos misioneros.
Sucedió en efecto tal y como el obispo había previsto: Llegan misioneros y misioneras: Las hermanas terciarias capuchinas de la sagrada familia llegan a Riohacha en 1905 y en 1918, el 9 de febrero, se hacen cargo de la misión de San Sebastián de Rabago[51]; El dos de Febrero de 1923, queriendo edificar una casa que sirviera de centro en Valledupar para todos los misioneros y misioneras, el P. Bernardo de Orihuela inicia la construcción del Colegio de la sagrada familia de Valledupar, en donde el mismo año inician labores las hermanas terciarias.
En el año 1905 funda en Riohacha el Colegio Femenino "Sagrada Familia", que lo encomienda a las Terciarias Capuchinas. Años más tarde, en 1916, inaugura el Colegio para muchachos "Divina Pastora".
En agosto de 1905 consigue el Arzobispo de Bogotá, Mr. Bernardo Herrera licencia de fundación en Bogotá. Sólo se dispone de una iglesia, la de la Concepción. El superior local, P. Eugenio de Carcagente, recaba, año 1906, la administración del Santuario de la Peña, con sus dependencias, en lasque pueda establecerse el noviciado de Riohacha.
El P. Ángel de Carcagente informa entre tanto de la creación en la Guajira de cuatro orfelinatos: San Antonio de Pancho y Nazaret, en los extremos de la diagonal guajira, y se abre el de Codazzi, destinado a los motilones.
El internado de San Antonio se trasladó a Aremasain, por orden de Mr. Vicente Roig y Villalba. Todos estos centros se convirtieron en verdaderos lugares de estudio y formación de los habitantes guajiros. En Bogotá se estableció la Procura de la misión.
Por letra Apostólica de 31 de diciembre de 1906, Pío X nombra a Fray Atanasio Soler y Royo Obispo de Citarizo.
Méritos singulares de Mr. Soler: la fundación de la revista mensual "Ecos de la misión" -1911.1952- y "Hojita Parroquial", en Riohacha. Y mérito suyo también, entrar en septiembre de 1914, en contacto con los motilones. Falleció el 21 de noviembre de 1930.
Le sucede en el cargo de Vicario Apostólico, Mr. Bienvenido J. Alcalde y Hueso, nombrado Obispo Auxiliar dé Castoría por Pío XI, el 15 de diciembre de 1931. Antes de ser nombrado Obispo había ocupado el puesto de Inspector Nacional de Instrucción, decreto 2095, de 12 de diciembre de 1930.
El 23 de mayo de 1942, un equipo de misioneros navarros viene a reforzar el grupo capuchino. Permanecen allí hasta que en los años 1949 y 1950 son trasladados a la nueva fundación del Ecuador.
Los Obispos Capuchinos del Vicariato de La Guajira, Sierra Nevada y Motilones: Fueron Mons. Atanasio Vicente Soler y Royo, Mons. Bienvenido Alcaide y Bueso, Mons. Vicente Roig y Villalba, Mons. Eusebio Septimio Mari y Mons. Livio Reginaldo Fischione.
Memoria visual del Vicariato apostólico de la Guajira, Sierra Nevada y Motilones.
Mons. Atanasio Vicente Soler y Royo
De izquierda a derecha, así eran en 1921 los Ilmos. Sres. Fr. Nicasio Arellano OP, Fr. Atanasio Vicente Soler y Royo OFM cap, Emmo. Sr. Cardenal Benlloch, Excmo. Sr. Arzobispo de Valencia Dr. Reig, Ilmos. Sres. Fr. Francisco Aguirre OP y Fr. Manuel Prat OP.
Fr. Atanasio Vicente Soler y Royo OFM cap, y los primeros niños motilones llevados al Orfelinato de San Antonio (Guajira), para instruirse.
Indígenas Motilones de la Serranía del Perijá,Expedición Gustaf Bolinder 1914-1915
Indígenas Motilones de la Serranía del Perijá, en la fotografía con el antropologo Gustaf Bolinder 1914-1915
Indígenas Motilones de la Serranía del Perijá,Expedición Gustaf Bolinder 1914-1915
Indígenas Motilones de la Serranía del Perijá,Expedición Gustaf Bolinder 1914-1915
Indígena Motilón de la Serranía del Perijá, en la fotografía con el antropologo Gustaf Bolinder 1914-1915
Indígenas Motilones de la Serranía del Perijá,Expedición Gustaf Bolinder 1914-1915
Indígenas Motilones de la Serranía del Perijá, en la fotografía con el antropologo Gustaf Bolinder 1914-1915
Indígena Motilón de la Serranía del Perijá, en la fotografía con el antropologo Gustaf Bolinder 1914-1915
Indígenas Motilones de la Serranía del Perijá,Expedición Gustaf Bolinder 1914-1915
Fray Atanasio Vicente Soler y Royo en su juventud;inicia los estudios para la carrera sacerdotal, y pasa al seminario Valentino, aunque su vocación era la de ser Religioso Capuchino,no lo fue, hasta haber sido ordenado sacerdote. El 22 de Diciembre de 1.893, recibe el presbiterado y celebra su primera Misa de “luto” por fallecimiento de sus padres con escasos días de diferencia.
Es destinado como sacerdote coadjutor de la Parroquia de Ntra.Sra. de la Asunción en Monserrat, y coadjutor en la Parroquia de Campanar.
El día 19 de Mayo de 1.898, se realiza su deseo de ser Religioso Capuchino, ingresando en la Iglesia del convento de la Magdalena de Masamagrell, dejando el sacerdocio secular para vestir el humilde sayal franciscano - capuchino.
Al comenzar la vida religiosa, según costumbre de la época, cambió el nombre de bautismo, Vicente, por el de Atanasio de Manises,que es como será conocido como religioso capuchino.
El constante trabajo, los viajes incómodos y el clima enervante,minaron la salud del Obispo Soler, y en el otoño de 1.930, ingresó en el Hospital de San José para ser intervenido en una operación quirúrgica.
Las primeras noticias fueron que todo había salido bien, pero se complicaron y surgió una congestión pulmonar doble,de la que no pudo escapar. El día 21 de Noviembre de 1.930, fiesta de la Presentación de Nuestra Señora, a las 10 horas de la mañana, dejaba de existir en el propio Hospital de San José, de Bogotá, capital de Colombia.
La Nación colombiana le rindió los máximos honores, incluso el Parlamento llegó a suspender una Sesión, en señal de duelo.
El Obispo Atanasio Vicente Soler y Royo, en su despacho, 1914.
Centro derecha: Foto tomada en 1924 en el hospital Provincial de Barranquilla, el 11 de enero
de 1924, Monseñor Atanasio Vicente Soler y Royo, postrado después de una caída de una caballería.
El obispo Atanaio Vicente Soler y Royo, con la mitra en los momentos posteriores a su fallecimiento,
Velación en cámara ardiente en la ciudad de Bogotá de Monseñor Atanasio Vicente Soler y Royo.
Entierro del Obispo Atanaio Vicente Soler y Royo, fallecido el 21 de noviembre de 1930 en Bogotá.
Año de 1955. Carroza portando el féretro con los restos mortales de Fray Atanasio Vicente Soler y Royo, escoltada por grupos de indígenas Motilones y Arhuacos .Los venerados restos de Monseñor Atanasio Vicente Soler y Royo, se trasladaron de Bogotá a Valledupar, en donde se celebraron honras fúnebres. Luego se trasladaron a Codazzi, para colocarlos en la Capilla de la Misión, hasta que concluido el nuevo Templo Parroquial, que se dedica a la Divina Pastora, puede hacérsele un mausoleo, porque bien merecido lo tiene el “Apóstol de los motilones”.
El obispo Bienvenido Alcalde y Bueso, acompañado de varias hermanas capuchinas y un sacerdote.
El señor vicario apostólico de la Guajira, Sierra Nevada y Motilones, Vicente Roig y Villalba, 1945.
La Misión Capuchina de la Guajira.
Monseñor Atanasio Vicente Soler y Royo, el 24 de diciembre de 1925 envió una fuerte carta al Ministerio de Gobierno, denunciando el asesinato de indígenas wayúu inocentes.En la fotografía se aprecia a Monseñor Soler y los indígenas, al cese del conflicto.
La
barbarie de la civilización
Por: TATIANA
ACEVEDO GUERRERO *Antropóloga, profesora de la Universidad
Nacional
DE CÓMO LOS INDÍGENAS WAYÚU, considerados salvajes por las autoridades locales, son arrasados por el poder coercitivo del Estado local en épocas de Pedro Nel Ospina.
En el fondo “Ministerio de Gobierno” del Archivo General de la Nación reposa la evidencia de los 12 días de guerra que, finalizando el año de 1925, en épocas de Pedro Nel Ospina, enfrentaron a miembros de la comunidad Wayúu con habitantes mestizos de las cabeceras municipales en la entonces “comisaría” de La Guajira.
Descritos por la prensa latinoamericana de mediados de Siglo XIX como dadivosos, valientes o maliciosos, los Wayúu guardaron cierta distancia física de los asentamientos urbanos de Riohacha y Barrancas. Siguiendo al pie de la letra la construcción de fronteras étnicas que de un lado tenían a la sociedad mestiza y refinada y del otro a los bárbaros, salvajes e indomables, el Estado colombiano le delegó a la Iglesia la labor de incorporar a los aborígenes al proceso de la modernidad.
Fue en este contexto que el 15 de diciembre de 1925 el alarmado diputado Nicolás Dávila denunció a las autoridades centrales la “sublevación de indígenas contra civilizados”. En su misiva Dávila alertó sobre los estragos de la “invasión indígena”, que hasta el momento habría cobrado tres vidas entre los civilizados, y exigió la presencia de un mayor número de representantes de la fuerza pública, pues la policía departamental era insuficiente para “contener los desmanes goajiros”.
La respuesta fue contundente. Tan sólo tres días después el director de la Policía Nacional, Celerino Jiménez, ordenó al comisario de la Policía en Riohacha responder a los “indígenas invasores” con todo el personal disponible. “Obre con suma prudencia, pero a la vez con energía si el caso lo requiere”, fueron las instrucciones de Jiménez. Las versiones de funcionarios y miembros de la Policía departamental lo ameritaban. Estaban todos ante “la irrupción de los salvajes”.
No obstante las versiones oficiales, otras miradas, también por escrito, plasmaron un panorama divergente. En telegrama del 17 de diciembre un consternado habitante de la ciudad de Riohacha, Juan Manuel Iguarán, preso de un “lamentable sentimiento patrio”, manifestó conocer de primera mano las causas, no de la invasión sino de la “confrontación entre aborígenes de la península y habitantes de los pueblos del interior”. Según su testimonio, los brotes de violencia se dieron en el marco de la sequía y el hambre que azotaba a la población Wayúu. Describió, también, cómo decenas de indígenas emigraban día tras días a Venezuela “buscando amparo y pan para sus hijos. Asediados por el hambre, el fuerte verano y la carencia absoluta de agua”. Y denunció, además, los excesos cometidos contra la comunidad por los temidos “resguardos de rentas”, cuerpos particulares armados hasta los dientes con el permiso del Estado, que en aquella época se dedicaban a cobrar impuestos.
El rompecabezas se completa con la esquela remitida por el obispo Atanasio Soler del Royo al Ministro de Gobierno el 24 de diciembre. En ella el miembro del clero afirma que los “acontecimientos bélicos siguen desarrollándose” y culpa a los “civilizados” de haber provocado el enfrentamiento “atacando y matando indios inocentes, robando ganados e incendiando ranchos”. Al igual que el acalorado diputado Dávila pide refuerzos del Estado, pero reitera que éste no debe burlar la mediación de los misioneros, quienes podrán a la postre “apaciguar a los indios”.
Una, dos y tres versiones sobre los mismos 12 días de violencia. Pero no tenemos el testimonio de los protagonistas de la violenta historia. Un choque, pues, entre civilización y barbarie narrado, como es usual, por la civilización.
Las Hermanas Terciarias Capuchinas Antonia y Felipa.
El padre Ángel Carcagente y una familia guajira con motivo del cuarto centenario de la fundación de Bogotá.
Sor Elena de Barranquilla, fundadora del Colegio La Sagrada Familia de Riohacha.
Indígenas wayúu y arhuacos rindiéndole homenaje a Bolívar en el Centenario de su muerte, Santa Marta, 1930.
El cacique José Dolores y su esposa.
Unas wayúu con varias hermanas.
La virgen en hombros de sus fieles en la ciudad de Riohacha.
La patrona de Riohacha recorre triunfal las calles.
Procesión de la Virgen saliendo de la Catedral.
Procesión bajo la sombra de los almendros.
Procesión del Corpus en momentos de la bendición del Santísimo.
Procesión del Corpus en momentos de la bendición del Santísimo.
Primera piedra de la fundación de Uribia, 1935.
El capitán Eduardo Londoño y el cacique Bartola González fundan Uribia en presencia de los capuchinos.
Momentos de la fundación del nuevo poblado.
Uribia en sus primeros tiempos.
El político conservador Helión Santiago Pinedo Ríos, 1920.
El comerciante Darío Henríquez, 1918.
Mario Gómez, coronel liberal de la guerra de los Mil Días (Fotografía Ospina).
Los comerciantes riohacheros Gerardo García, Heriberto Sánchez, Miguel Pugliese y un desconocido en Araba.
El padre José Binalega con la familia Ariza Mestre.
Lisandro Pinedo, combatiente de la guerra de los Mil Días, 1890)
En el salón de clases, 1920-1930.
Catedral de Nuestra Señora de los Remedios, antes de las reformas del padre Tarcisio Dimeo de Ripacorvaria.
Luis Cotes Gómez, su esposa e hijo acompañados de un militar extranjero.
Hermanas y mujeres wayúu ante la Virgen. Uribia.
El general liberal Sabas Socarrás, quién participó en la guerra de los Mil Días, 1921.
El general Sabas Socarrás montando a caballo. Sendados, de izquierda a derecha: los coroneles Filemón López Morales, Leandro Cabello Frías, Laudelino Cabello López.
Helión Santiago Pinedo en su madurez.
El general conservador Francisco Daniel Pichón en su juventud.
Gabriel Pinedo con un amigo.
El poderoso cacique Tupa, jefe de la casta epinayú, de las sabanas de Marañamana.
Grupo de caciques e indígenas reciben al general Rafael Reyes en Riohacha, 1909.
Luis Cotes, a la izquierda, ordenando a sus "trabajadores" wayúu.
Mujer wayúu, 1909.
El cacique con su mujer e hijos, 1942.
El capitán Eduardo Londoño posa en medio de dos indígenas.
Indígenas recogiendo leña.
Los wayúu tomando agua de uno de los primeros molinos de la Guajira.
Mestiza vestida a la usanza guajira, 1909.
Indígenas de la Alta Guajira, 1935
Una familia guajira, 1909
De visita en una ranchería, 1930.
El cacique con su hermana, 1940.
Indígenas wayúu, 1909.
Dos jinetes wayúu y varios "arijunas" de blazer.
Niños Wayúu en 1909
Una familia guajira, 1909.
El cacique Bartola González, ricamente vestido y de sombrero; con la mano en la cintura, "Ceci" y a su lado Lucila Barros, esposa de Luis Cortes Gómez. En el chinchorro Laura Bonivento, hermana del cacique.
Matrimonios católicos de exalumnos de los orfelinatos.
Indígenas wayúu en 1914,expedición del antropologo Gustaf Bolinder al territorio Guajiro
Indígenas wayúu en 1914,expedición del antropologo Gustaf Bolinder al territorio Guajiro
Mujeres Indígenas wayúu en 1914,expedición del antropologo Gustaf Bolinder al territorio Guajiro
Indígena wayúu con su hijo en 1914,expedición del antropologo Gustaf Bolinder al territorio Guajiro.
Indígenas wayúu a caballo en 1914,expedición del antropologo Gustaf Bolinder al territorio Guajiro
Indígena wayúu con arco y flecha en 1914,expedición del antropologo Gustaf Bolinder al territorio Guajiro-
Indígena wayúu en 1914,expedición del antropologo Gustaf Bolinder al territorio Guajiro
Fray Jesualdo María de Bañeres,1955
Fray Jesualdo María de Bañeres.
Misioneros de la Goajira en Riohacha.El último de la derecha (de pie) es Fr. Carmelo.
Ejercicios espirituales en Valledupar. El penúltimo de la derecha Fr. Carmelo. De pie, arriba, de dcha. a izqda. P. José Pérez, P. Eduardo Reillo, P. Juan J. Pérez, Fr. Mauro Rodríguez, Fr. Carmelo, Hno. Gabriel. En el centro: P. V. Taroncher, Fr. Félix de Alacuás, P. Jesús Pérez, P. José Gómez, P. Francisco Ballesta P. Elías Portales. Sentados: P. José Martínez de Sueca, y P. José A. Mackenzie
Fr. Carmelo con el P. José Cabrera en la casa de Valledupar
Misioneros en San Sebastián.El último de la derecha (de pie) Fr. Carmelo
Capuchino con niños orfelinos en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915, por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Capuchino en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915, por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Procesión de las Tres Avemarías en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915 por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Huerta de Valencia junto al orfanato de San Sebastián
Cementerio orfanato de San Sebastián de Rábago.
Indígena Ijca (Arhuaco) con su hijo en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915 por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Grupo de Ijcas,en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915, por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Grupo de Ijcas,en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915, por el antropólogo Gustaf Bolinder.Capuchino en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915, por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Procesión de las Tres Avemarías en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915 por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Huerta de Valencia junto al orfanato de San Sebastián
Cementerio orfanato de San Sebastián de Rábago.
Indígena Ijca (Arhuaco) con su hijo en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915 por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Grupo de Ijcas,en San Sebastian de Rabago,Fotografía tomada en 1914-1915, por el antropólogo Gustaf Bolinder.
Esther Bolinder,esposa del antropologo Gustaf Bolinder, con dos ijcas o arhuacos,en San Sebastian de Rabago,hoy Nabusimake,Fotografía tomada en 1914-1915, por el antropólogo Gustaf Bolinde
El antropologo Gustaf Bolinder con dos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, en 1914.
Padre Capuchino con indígenas ijcas(arhuacos).
Hermana Terciaria capuchina con niños ijcas(Arhuacos).
Padre capuchino con niños y mujer ijca(arhuacos)
Fray Carmelo de la Punta
Fraternidad de Codazzi: Diego Pérez, P. José Gómez y Fr. Carmelo. Año 1963
Fr. Carmelo de la Punta
Fr. Carmelo con el P. Francisco Ballesta,Superior de Codazzi. Año 1966
Fr. Carmelo y los PP. Leonardo de Picasent y Adolfo de Almudaina en la enfermería de Valencia
Fr. Carmelo en la Magdalena con Fr. Marcelino Jiménez
Fr. Carmelo con Fr. Anselmoy el P. Ricardo Cubillos en la Magdalena
Dos padres capuchinos en el aeropuerto.
El padre "Warekú", José Agustín Mackenzie, rodeado de profesoras del Colegio Parroquial de Villanueva.
Padres capuchinos con indígenas de un orfelinato.
Hermana Terciaria Capuchina rodeada de colegialas.
Fray Luis de Bogotá rodeado de niños del Orfelinato de San Antonio.
Monseñor Manuel Antonio Dávila,sacerdote en el Vicariato de la Guajira.Ordenado por Monseñor Rafael Celedón Ariza.
El Obispo poeta Rafael Celedón Ariza, estuvo de sacerdote en la Guajira.
Presbítero Simón José Serrano Griego
Nació en Riohacha el 28 de octubre de 1874 y murió en El Molino,La Guajira el 8 de noviembre de 1939;hijo de José María Serrano y María Concepción Griego;llegó a El Molino el 11 de marzo de 1894 para iniciar su sacerdocio en La Parroquia de San Lucas.
Padre Vicente de Valencia.Cura Párroco de la Iglesia de la Concepción en Valledupar, desde 1923 hasta 1957.
Procesión de la Virgen del Rosario,pasando por la casa de Eufemia Castilla Palmera de Vásquez,por la calle de la Nevada,hoy calle 13b entre Carreras 6 y 7 barrio del Cañaguate, en 1942
El padre José A. Mackenzie,Miguel Acuña Martinez y mujeres disfrazadas de indias el 29 de abril,fiestas de la Virgen del Rosario en Valledupar.
Iglesia de la Concepción en Valledupar, remodelada por el padre Vicente de Valencia.
Inauguración del Monumento a las Madre en la ciudad de Valledupar por el padre Vicente de Valencia.
Inauguración del Monumento a las Madre en la ciudad de Valledupar por el padre Vicente de Valencia.
El Fray Vicente de Valencia con alumnos en Mariangola-Valledupar-Colombia
El padre Vicente de Valencia,con el acólito Miguel Arroyo.
Procesión de la Virgen del Rosario el 29 de abril en Valledupar
El capitán de la Guardia española Don Florentino Montero y el capuchino, en las fiestas de la Virgen del Rosario,día 30 de abril,"Las Cargas".
La Guardia Civil española de las fiestas de la Virgen del Rosario en Valledupar, el Capitán Don Florentino Gonzalez al centro y los soldados de la guardia, a la izquierda Ignacio Maestre y a la derecha Jacinto Viña.
Presbítero Armando Becerra Morón,cura párroco de la Iglesia de la concepción en Valledupar
Vicariato de Riohacha
La verdadera historia de la Guajira va unida a la presencia de los Capuchinos. Desde 1648, que iniciaron su labor misionera, hasta fechas muy recientes, como hemos señalado en este estudio.
El 13 de junio de 1954 se produce una transformación política y administrativa de toda la zona Guajira y alrededores. La antigua Comisaría Especial, es elevada a Intendencia Nacional de la Guajira. La capital pasa de Uribia a Riohacha. Más adelante en 1963, será elevada a Departamento. Por esos años el Nuncio Apostólico, Mr. Samoré, en visita hecha a la Guajira, comprobó la insuficiencia del personal para atender un territorio tan extenso.
Se vio la necesidad de dividir la Guajira en dos partes: la que comprende el actual departamento y la que corresponde a Valledupar. El 27 de octubre de 1951, partía para la Guajira la primera expedición de capuchinos italianos que venía a hacerse cargo del territorio. Pertenecen a la provincia capuchina de los abruzos, seis religiosos en total.
Era Vicario Apostólico Mr. Vicente Roig y Villalba. El 4 de diciembre de 1952, con el arribo de otros seis misioneros capuchinos italianos, se dividía oficialmente el antiguo Vicariato en dos: el de Valledupar y el de Riohacha.
Con la llegada de los capuchinos italianos, la Guajira recibe un nuevo y decisivo impulso hacía el progreso. Se renuevan los internados y se crean otros pequeños centros misionales.
Con fecha de 5 de noviembre de 1966, se posesiona como nuevo Obispo del Vicariato de la Guajira, Mr. Livio Reginaldo Fischione, un experimentado misionero capuchino en tierras de la Guajira, gran conocedor de la realidad sociocultural de sus gentes y convertido en el hombre providencial que supo encarnar el espíritu del Vaticano II en este árido territorio guajiro.
Si pudiéramos condensar en pocas palabras la actividad misional de Mr. Reginaldo y equipo de capuchinos italianos, deberíamos concretarla en la actividad educacional.
Amén de las obras de mejora de los internados, construcción de la curia diocesana, nuevas iglesias y colegios y nuevas empresas pastorales y sociales, a partir del 1 de enero de 1976, al poner en efecto la nueva ley de educación en Riohacha, quedaron en las siguientes condiciones de dependencia administrativa:
Educación secundaria: dos centros educativos de la iglesia, bajo contrato con el gobierno nacional.
Educación primaria: centros educativos departamentales, cinco.
Centros educativos de la iglesia católica bajo control con el gobierno: veintisiete centros.
Centros educativos de propiedad nacional bajo contrato de administración entre el Vicariato Apostólico y el gobierno: doce
Escuelas departamentales bajo contrato de administración entre el Vicariato Apostólico y el gobierno: veintiuna.
Amén de la educación, el culto, la catequesis y la evangelización han cobrado gran auge en todo el Vicariato. En la actualidad solamente en el perímetro urbano de la capital existen quince iglesias y capillas abiertas al culto. En los pueblos hay sacerdote fijo y atención parroquial en Barrancas, Maicao, Aremasaín, Dibuya, Uribia, Manaure, Nazaret, Carraipía y en otros tantos centros misionales desde donde se atiende el culto de los diferentes poblados y rancherías. Franciscanas, Madres Lauritas y Terciarias Capuchinas son la mano larga de la Iglesia en el campo educacional y evangelizador.
En el año 1988, Mr. Livio Reginaldo presenta renuncia a su cargo de Obispo del Vicariato. El Papa Juan Pablo II, eleva el Vicariato a la categoría de Diócesis.
La misión capuchina o la iglesia capuchina como gustan denominar los guajiros a su iglesia local, ha cumplido su misión. Los capuchinos italianos continuarán su labor misionera, pero desde ahora come miembros del nuevo presbiterio de Riohacha.
Vicariato de Valledupar
El 20 de febrero de 1943, fallece el Obispo titular de Valledupar y le sucede Mr. Bienvenido J. Alcalde y Hueso, el nuevo Vicario Apostólico Mr. Vicente Roig y Villaba, nombrado Obispo de Arad por Pío XII y consagrado en Bogotá el 11 de marzo de 1945.
Un frescor primaveral pareció invadir colegios y residencias parroquiales. El nuevo Obispo se convierte en el primer misionero de la nueva Diócesis. A pie, a caballo y en jeep saca tiempo para visitar periódicamente cada una de las iglesias más apartadas de la nueva iglesia local. Pero donde más énfasis pone es en la creación de las nuevas iglesias de los pueblos y la capital, donde se volcará con todo e¡ ímpetu de su corazón de apóstol.
Fray Mariano de Orihuela revoluciona evangélicamente a Valledupar con sus "Nuevas Juventudes". Los religiosos y sacerdotes seculares lo secundan. Se constituye por esos años en Pueblo Bello, la Casa de Cursillos, que se presenta como logro decisivo en el fervor cristiano del Vicariato.
El P. Diego Pérez, con su "marcha del ladrillo" y sus charlas radiofónicas, consigue interesar a las autoridades y pueblos del Cesar y al mismo Presidente de la República en favor del "Hogar del Niño".
En la capital del Virreinato se construye, merced a la generosidad del nuevo Obispo, el Convento de las Tres Ave Marías, con la iglesia Parroquial anexa. Era el año de 1964.
Diócesis de Valledupar
El 25 de Abril de 1969 con la Bula pontificia «Qui in beatissimi», Pablo VI erige la nueva diócesis de Valledupar Con una extensión de veintiocho mil kilómetros cuadrados, se le calcula una población superior a los 300.000 habitantes y nombra como primer obispo al mismo Fr. Vicente Roig y Villalba. Así narra una crónica capuchina los acontecimientos aun recientes en la memoria de los vallenatos y cesarenses que los vivieron:
"A los 36 años de vida misionera, rayando los 25 años de su consagracion episcopal, monseñor Vicente Roig y Villalba tenia el honor y la satisfacción de presidir una nueva Iglesia, tan suya y de sus capuchinos.
El 23 de Agosto de 1969, Monseñor Vicente, en una solemnísima ceremonia que pasara a la historia en los anales de la Ciudad de los Reyes, tomaba posesión de la nueva diócesis.
Todas las fuerzas vivas de la ciudad tomaron parte en la preparación de este acontecimiento. Habría que destacar la decisiva colaboración de las autoridades municipales y departamentales.
Huéspedes de honor fueron tres prelados de la Iglesia colombiana, testigos de excepción en dicho acto.
Monseñor White leyó la bula pontificia de erección de la nueva diócesis y el nombramiento de monseñor Vicente como primer obispo de la misma.
Monseñor Germán Villa Gaviria, arzobispo de Barranquilla, de cuyo arzobispado es sufragánea la nueva diócesis, tomo el juramento eclesiástico a Monseñor Vicente".
Monseñor Vicente había nacido en Guadasuar (España) el 29 de agosto de 1904. Curso estudios humanísticos en Masamagrell y profesó como fraile capuchino el 22 de julio de 1922. Fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1927. Llegado a la Guajira fue preconizado Vicario apostólico el 15 de diciembre de 1945.
Los misioneros capuchinos continuarán al servicio de la nueva Diócesis, por contrato entre la Provincia Capuchina de Valencia y Mr. Vicente Roig. Se firma el 1 de enero de 1970 y se ratifica en 1974. Se le garantiza al Sr. Obispo el servicio de siete nuevos sacerdotes capuchinos y de su parte el Sr. Obispo se compromete a dar un sueldo racional y a pagar los seguros sociales establecidos para el clero.
Monseñor Vicente Roig y Villalba,con alumnas del Colegio de la Sagrada Familia en Valledupar
Monseñor Vicente Roig y Villalba "el Obispo santo", el "hombre bueno", como todo el mundo lo apodaba, falleció en Valledupar un 6 de abril de 1977, Jueves Santo y fue sepultado en la Catedral el domingo de resurrección. La Provincia capuchina de la Divina Pastora de Bogotá continúa hasta e! día de hoy, prestando ayuda de personal a la Diócesis vallenata. A esta parcela dieron su aporte numerosos religiosos capuchinos, en duras y largas jornadas entre Motilones, Arhuacos, pueblos de la cordillera y en la mismísima capital. Dios sabrá compensarlos.
Segundo Obispo de la Diócesis de Valledupar
Sucedió a Monseñor Vicente el Obispo José Agustín Valbuena Jauregui, actual Obispo emérito, nacido en Facatativá (Cund.) el 20 de Mayo de 1927, tras 8 meses de sede vacante y perteneciente al clero de la Arquidiócesis de Ibagué. Fue preconizado Obispo el 14 de septiembre de 1977 y ordenado obispo el 25 de Octubre del mismo año. Tomo posesión de la Diócesis el 10 de diciembre de 1977. Grandes acontecimientos jalonaron la vida diocesana durante el gobierno de Monseñor Valbuena: La década de los setenta que se caracterizo por una terrible crisis vocacional fue para Valledupar la de una fuerte campaña vocacional ejemplar para toda la Costa Caribe. En 1987, con la visita del papa Juan Pablo II a Colombia, el antiguo programa pastoral de Ministerios Laicales se encauzaba hacia la formación de Pequeñas Comunidades Eclesiales Diocesanas que se constituyeron en columna vertebral de la pastoral diocesana. En 1994, con motivo de la celebración de los 25 Años de vida diocesana se vio honrada la diócesis con la visita del señor Nuncio Apostólico de su Santidad, Monseñor Paolo Romeo. Los 25 años se abren con la erección del Seminario Juan Pablo II, obra que se había empezado precariamente en 1990 y se había ya consolidado en 1992 cuando se funda el seminario Mayor.
Tercer Obispo de Valledupar
Monseñor Oscar José Velez Isaza.
Sucedió a Monseñor Valbuena, el actual Obispo, Monseñor Oscar José Vélez Isaza quien se posesiono el 23 de agosto de 2003. En sus tres años cumplidos de gobierno, monseñor Velez, ha organizado pastoralmente la Diócesis, implementando el plan global diocesano a cinco años, dando un itinerario formativo a las Pequeñas Comunidades Eclesiales Diocesanas y a otras realidades iniciadas por el anterior obispo como las comunidades de parejas y procurando los recursos para la construcción de nuevas parroquias en los barrios periféricos de Valledupar y en otras parroquias de la Diócesis.
El año pasado (2005) al crearse la nueva Diócesis de El Banco, nuestra diócesis cedió las parroquias de Chimichagua y Astrea a la nueva jurisdicción.
A continuación los datos biográficos de Monseñor Oscar José Velez, tal como fueron dados a conocer a los diocesanos el día de la publicación de su nombramiento como tercer Obispo de Valledupar.
Monseñor Oscar José Vélez Isaza, nació el 4 de Noviembre de 1951 en Pensilvania (Caldas). Obtuvo el grado de bachiller en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá en 1968. Comenzó sus estudios eclesiásticos en el seminario Mayor Arquidiocesano de San José, de la Arquidiócesis de Bogotá, donde curso todo el ciclo filosófico y el primer año de teología (1969-1972). Se vinculo posteriormente a la comunidad de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María (claretianos) y tras concluir el noviciado termino la formación teológica, en el Teo logado claretiano en Manizales (Caldas) y en la Estrella (Antioquia) (1974-1975).
Hizo su primera profesión religiosa el 2 de Febrero de 1974 y los votos perpetuos en Diciembre de 1975. Fue ordenado sacerdote el 14 de Diciembre de 1975. En el Instituto Superior de Vida Religiosa, adscrito a la Pontificia Universidad de Salamanca, obtuvo la Licencia en Teología de la Vida Religiosa y en el Instituto Superior de Ciencias Morales de esa misma ciudad, adscrito a la Pontificia Universidad de Comillas, la Licenciatura en Teología Moral. A su regreso a Colombia obtuvo la Licenciatura en Educación y Ciencias Religiosas en la Universidad de San Buenaventura de Cali.
Ha desempeñado los siguientes oficios: Auxiliar del Maestro de Novicios (1975-1978); párroco del Inmaculado Corazón de María en Medellín (1978-1984); ecónomo local y profesor del Colegio Claret de Cali (1984); rector del mismo colegio Claret (1985-1987).
Al regresar de sus estudios de especialización en Europa fue nombrado párroco de Nuestra Señora del perpetuo Socorro de Cali (1990-1992) y colaboro simultáneamente como profesor de Teología Moral en el Seminario Mayor Arquidiocesano de la misma ciudad.
En 1992 fue nombrado rector del Colegio Santa Dorotea de Cali y al mismo tiempo se desempeño como ecónomo de su provincia claretiana (1992-1995). Desde 1995 hasta ser preconizado Obispo fue elegido por tres veces consecutivas Superior Provincial de la Provincia Claretiana Occidental. Al mismo tiempo y junto con su cargo de provincial fue rector del Colegio Santa Dorotea de Cali.
César Emilio Sánchez Vásquez
Miembro de la Academia de Historia del Cesar.
Esta biografía hace parte de los Personajes de la ciudad de los Reyes Valle Dupar, publicación de la Academia de Historia del Cesar, recuperando la memoria histórica.
Nota: Al terminar la lectura de cada biografía, encontraras el signo de google g +1
El año pasado (2005) al crearse la nueva Diócesis de El Banco, nuestra diócesis cedió las parroquias de Chimichagua y Astrea a la nueva jurisdicción.
A continuación los datos biográficos de Monseñor Oscar José Velez, tal como fueron dados a conocer a los diocesanos el día de la publicación de su nombramiento como tercer Obispo de Valledupar.
Monseñor Oscar José Vélez Isaza, nació el 4 de Noviembre de 1951 en Pensilvania (Caldas). Obtuvo el grado de bachiller en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá en 1968. Comenzó sus estudios eclesiásticos en el seminario Mayor Arquidiocesano de San José, de la Arquidiócesis de Bogotá, donde curso todo el ciclo filosófico y el primer año de teología (1969-1972). Se vinculo posteriormente a la comunidad de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María (claretianos) y tras concluir el noviciado termino la formación teológica, en el Teo logado claretiano en Manizales (Caldas) y en la Estrella (Antioquia) (1974-1975).
Hizo su primera profesión religiosa el 2 de Febrero de 1974 y los votos perpetuos en Diciembre de 1975. Fue ordenado sacerdote el 14 de Diciembre de 1975. En el Instituto Superior de Vida Religiosa, adscrito a la Pontificia Universidad de Salamanca, obtuvo la Licencia en Teología de la Vida Religiosa y en el Instituto Superior de Ciencias Morales de esa misma ciudad, adscrito a la Pontificia Universidad de Comillas, la Licenciatura en Teología Moral. A su regreso a Colombia obtuvo la Licenciatura en Educación y Ciencias Religiosas en la Universidad de San Buenaventura de Cali.
Ha desempeñado los siguientes oficios: Auxiliar del Maestro de Novicios (1975-1978); párroco del Inmaculado Corazón de María en Medellín (1978-1984); ecónomo local y profesor del Colegio Claret de Cali (1984); rector del mismo colegio Claret (1985-1987).
Al regresar de sus estudios de especialización en Europa fue nombrado párroco de Nuestra Señora del perpetuo Socorro de Cali (1990-1992) y colaboro simultáneamente como profesor de Teología Moral en el Seminario Mayor Arquidiocesano de la misma ciudad.
En 1992 fue nombrado rector del Colegio Santa Dorotea de Cali y al mismo tiempo se desempeño como ecónomo de su provincia claretiana (1992-1995). Desde 1995 hasta ser preconizado Obispo fue elegido por tres veces consecutivas Superior Provincial de la Provincia Claretiana Occidental. Al mismo tiempo y junto con su cargo de provincial fue rector del Colegio Santa Dorotea de Cali.
César Emilio Sánchez Vásquez
Miembro de la Academia de Historia del Cesar.
Esta biografía hace parte de los Personajes de la ciudad de los Reyes Valle Dupar, publicación de la Academia de Historia del Cesar, recuperando la memoria histórica.
Nota: Al terminar la lectura de cada biografía, encontraras el signo de google g +1
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Buena biografía. Gracias por mantener nuestro patrimonio histórico.
ResponderEliminarQue excelente recopilación fotográfica...
ResponderEliminarMe parece información importante para nuestro conocimiento de nuestra existencia cultural y antecedentes a mi cultura wayuu, que utilizo para mi tesis en plan educativa y planes de desarrollo, existencia de los indígenas kusina en la territorialidad Wayuu
ResponderEliminarexcelente informacion para nosotros los historiadores gracias Dios les bendiga
ResponderEliminarMuy buen contenido, explicito y muy rico en información, gran ayuda para la historia de Valledupar, el cesar y la guajira. Felicitaciones a su creador César Emilio Sánchez Vásquez
ResponderEliminarMiembro de la Academia de Historia del Cesar.
att
Gustavo Murillo Hurtado, Investigador Privado, Abogado,Otras profesiones